viernes, 21 de agosto de 2009

En Navarra y por tierras de brujas

© Vilma Santillán (texto)

Nadie cree en ellas, pero que las hay, las hay. O al menos eso creyeron, o les hicieron creer, a los Inquisidores en los siglos XVI y XVII en Navarra, en una zona de esta región española lindante con Francia, en el área del Valle de Baztán, en las cercanías del pueblo de Elizondo. Zona de cuevas kársticas, como las de Zugarramurdi y las de Ikaburua, ámbitos ideales para aquelarres y la práctica de antiguos cultos relacionados con tradiciones vascas (como la adoración de dioses paganos, las fuerzas de la naturaleza y la virilidad, encarnada por un macho cabrío), así como de parajes con abundante vegetación donde las llamadas brujas (mujeres que hoy llamaríamos curanderas) encontraban las plantas con las que practicaban su medicina naturista, cuyo saber se transmitía oralmente de madres a hijas.

Aprovechando los elementos arriba descriptos se ha creado en Navarra, con apoyo del Departamento de Cultura y Turismo de la Comunidad Foral, la Ruta de la Brujería, ruta que se inscribe dentro del “turismo de leyenda” que, si bien se basa en historias, cuentos y leyendas populares relacionados con supersticiones, misterios y seres mitológicos, en este caso tiene un basamento bien real: la cacería y quema de brujas realizada en diciembre 1610 en el pueblo de Zugarramurdi, luego de un juicio que duró dos años, a partir de una denuncia realizada por Fray León de Aranibar, abad del monasterio de Urdax, ante el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición con sede en Logroño, al tener conocimiento de que en las cuevas de Zugarramurdi se celebraban aquelarres. Entre el 7 y 8 de diciembre de ese año fueron quemadas vivas doce mujeres ante la presencia de miles de personas de la región y otras quedaron encarceladas de por vida. Si bien es cierto que estas mujeres se reunían en las mencionadas cuevas, sus “malas artes” se limitaban a consumir frutos de plantas alucinógenas que provocaban un estado de alteración de la mente semejante al del ácido lisérgico, con lo cual alcanzaban un estado místico. En la actualidad, uno de esos frutos, las bayas de endrina, sigue utilizándose en la elaboración de una bebida espirituosa de la zona: el pacharán. Además, es bien sabido que la endrina es rica en vitamina C y que tiene acción tónica y astringente, propiedades seguramente bien conocidas por aquellas brujas de siglos pasados que las usaron en infusiones para curar diversas dolencias.

El recorrido turístico, señalizado, comprende 16 localidades de la Comunidad Foral y cuatro itinerarios con cabecera en los municipios de Enviar a un amigoImprimirReducir tamaño de textoAumentar tamaño dAnocíbar, Burguete, Bargota y Zugarramurdi respectivamente: “Montañas y cuevas, entre la mitología y la brujería” (recorrido por el NO de Navarra); “Las primeras persecuciones de la brujería navarra” (recorrido que atraviesa una de las principales zonas de represión de la brujería por la Inquisición ya desde el siglo XVI); “Brujos en tierras estellesas” (en una zona cercana a la sede del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Logroño); y “Frontera, superstición y brujería” (recorrido por la zona de las cuevas de Urdax y Zugarramurdi).


[+ info en: http://www.hosteltur.com/ y en España Desconocida, año X, n° 109, ISSN: 1577-6700]

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