viernes, 12 de octubre de 2012

El sector turístico, ese gran empleador de la economía mundial





© Vilma Santillán (texto)

Según datos del World Travel &Tourism Council (WTTC), el primer semestre de este año el sector turístico generó, a nivel mundial, 98 millones de puestos de trabajo directos, seis veces más que la industria automotriz a nivel global. De ese total, 10 millones corresponden a Europa, pese a la difícil situación económico-financiera por la que atraviesa actualmente el Viejo Continente.En cuanto a los empleos indirectos e inducidos, el sector turístico generó otros 255 millones de puestos de trabajo.

Si comparamos diversos sectores económicos entre sí y a escala mundial, el sector de viajes y turismo genera cinco veces más empleo que la industria química, cuatro veces más que la minería y dos veces más que el sector de comunicaciones.


[+ info en: www.hosteltur.com ]

jueves, 4 de octubre de 2012

De panes y de libros o de cómo la cultura también es alimento


Federico García Lorca


© Vilma Santillán (texto)

Este texto de Federico García Lorca fue enviado a un foro de música clásica y ópera del cual participo y me pareció muy interesante compartirlo con los lectores de este blog. Interesante por su autor, su contenido y su vigencia en la actualidad. Más abajo copio la alocución dedicada al pueblo de Fuente Vaqueros (su pueblo natal en la provincia de Granada, España) que en septiembre de 1931 hiciera el escritor Federico García Lorca titulada “Medio pan y un libro”.

“Medio pan y un libro.

Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.