domingo, 14 de junio de 2009

Los viajes a la Antártida y la contaminación ambiental


© Vilma Santillán (texto)

Hace unos días se hizo público en España el resultado de una investigación promovida por el gobierno español y la Fundación Abertis, coordinada por investigadores de las universidades autónomas de Barcelona y Madrid, que alerta sobre los trastornos que provocan en el ambiente los viajes de turismo a la Antártida, proponiendo la imposición de una tasa turística para financiar medidas de capacitación, seguimiento y control para evitar el deterioro del ecosistema polar.

El estudio destaca la falta de sensibilidad ambiental del turista promedio que arriba a la Antártida, procedente la mayoría de sectores sociales con alto poder adquisitivo y en general de edad avanzada, siendo su principal interés en viajar a la Antártida poder pisar el único continente que le faltaba. Así mismo, cada uno de los 50 mil turistas que anualmente visitan la Antártida genera 4,4 toneladas de CO2, cifra equivalente al consumo eléctrico medio anual de un hogar europeo. El transporte marítimo genera el 56% de las emisiones y el aéreo el 44% restante.

Las medidas propuestas para controlar y corregir estos impactos sobre el entorno son: la formación de guías, las inspecciones permanentes con observadores independientes a bordo de los cruceros y la creación de una flota de barcos de vigilancia turística para que inspeccionen las operaciones de los cruceros en los lugares más visitados y sensibles. Para financiar las dos primeras medidas, bastaría una tasa de USD 10.- por pasajero, mientras que para la última, debería ser de USD 100.-

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