© Vilma Santillán (texto)Los megaeventos son cada vez más frecuentes en muchas ciudades del mundo, sobre todo en las últimas dos décadas. Se los considera una fuente importante de ingresos para la ciudad que los acoge y su área de influencia; una forma de dar a conocer y publicitar el destino, dándole impulso turístico; y la posibilidad de realizar obras de infraestructura-muchas veces relegadas-necesarias para el progreso social y económico de la zona.
Sin embargo, la Asociación Europea de Turoperadores (ETOA, por sus siglas en inglés) sostiene que todo lo mencionado anteriormente es sólo una ilusión. Es más: en referencia especialmente a los Juegos Olímpicos, indica que éstos podrían ser perjudiciales-y hasta contraproducentes-para el turismo de las ciudades anfitrionas. Para afirmar esto la mencionada Asociación se basa en un estudio realizado sobre el arribo de turistas a las ciudades sedes de los Juegos Olímpicos de los últimos veinte años: Seúl 1988, Barcelona 1992, Atlanta 1996, Sidney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008. Si bien el análisis de las cifras indica que alguna de las ciudades tuvo un pico de visitantes durante los Juegos Olímpicos, al finalizar éstos los arribos turísticos volvieron a su nivel inicial previo y no se alcanzó un crecimiento turístico relevante. Éste ha sido el caso de Australia y, particularmente, de Sidney, ciudad en la cual el turismo creció de manera sostenible durante los cinco años previos a los Juegos Olímpicos pero, finalizados éstos, el crecimiento turístico fue inferior respecto al resto del país.
Esta situación debería llevar a operadores del sector turístico, gestores patrimoniales y urbanos, y administradores comunales a realizar una estrategia de promoción turística continua del destino y a replantearse la necesidad de realizar megaeventos, los cuales generan una gran convocatoria de público pero concentrada en el tiempo, marcando una estacionalidad turística-y de ingresos-difícil de revertir.
[+ info en: http://www.hosteltur.com/ ]
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