lunes, 1 de marzo de 2010

Ópera e industrias culturales (Parte V)


© Mauricio Rinaldi (texto)-Grabado: escenografía de S. Seelio

A continuación presentamos la quinta parte de “La ópera como antecedente de las industrias culturales”, ponencia del Lic. Mauricio Rinaldi presentada en el XVIII Congreso Internacional de Teatro Iberoamericano y Argentino organizado por el GETEA en Buenos Aires, en agosto de 2009, y en el I Congreso Internacional y III Congreso Nacional de Teatro organizado por el IUNA en octubre de 2009, también en la ciudad de Buenos Aires.


La ópera como modelo de producción en serie (cont.)

Pero hay en la ópera características y situaciones de su producción que permiten ubicarla como el origen o, al menos el primer modelo, de las industrias culturales. Estas características y situaciones en diversas disciplinas y actividades sociales (tanto artísticas como prácticas o científicas) son condiciones que se dan durante el Barroco, pero surgen en el período anterior del Renacimiento. Sin embargo, es en la ópera donde éstas se articulan de modo particular. Cabe, por ello, presentar el esquema correspondiente.

En primer lugar, el teatro del Barroco hereda del Renacimiento las técnicas de representación en perspectiva, las cuales son aplicadas al espacio escénico produciendo gigantescos cuadros en cuyo interior se desplazan los personajes del drama. Entre otros, es Sebastiano Serlio quien publica en 1545 su obra Architettura en cuyo Libro II describe lo que él considera el teatro clásico. Allí describe cómo realizaba las escenografías: combinación de la falsa perspectiva con elementos tridimensionales y bastidores en ángulo, agregando el piso con pendiente, y hace notar que los bastidores frontales deben ser chatos y, por ello, la pintura debe reemplazar con luces y sombras a los volúmenes. También describe máquinas escénicas y modos de iluminar. La perspectiva es una técnica de representación que considera la homogeneidad del espacio, es decir, la equivalencia de todos los puntos que constituyen el espacio (coincidentemente con el punto de vista filosófico-matemático propio del racionalismo). Aplicada a la producción escenográfica, la perspectiva produce lo que se conoce como escenografías de fondo y rompimientos, es decir, un telón de fondo delante del cual se ubican paralelamente otros telones recortados a modo de arcos, permitiendo al espectador ver la profundidad del escenario. La ilusión de profundidad se logra mediante la pintura según las reglas de la perspectiva. Pero también podía disponerse de bastidores laterales que entraban o salían de escena deslizándose desde o hacia los costados por ranuras practicadas en el piso del escenario. El cierre visual entre estos bastidores se lograba por una bambalina que se suspendía en el mismo plano vertical de los bastidores, creando el arco visual. Así, ya no interesa qué tipo de espacio deba representarse; la técnica de realización es siempre la misma, logrando la estandarización formal de la imagen.

En segundo lugar, el descubrimiento de América en 1492 impulsó el desarrollo de las técnicas de navegación. En este sentido, se desarrolló todo un conjunto de elementos como poleas, aparejos y mástiles unidos por cuerdas con técnicas para desplegar y enrollar grandes velas, para torcer el timón y para elevar cargas en los puertos; y todas estas operaciones debían efectuarse con rapidez, seguridad y con la menor cantidad de hombres posible. Así, para el inicio del siglo XVII se contaba con navíos técnicamente bien equipados. Toda esta técnica marina fue tomada por el teatro para manipular los telones y rompimientos, pero también permitió un gran desarrollo de la maquinaria escénica para obtener efectos como personajes voladores, ascensión de grupos como coros desde plataformas que ascendían desde abajo del escenario y movimientos de grandes partes de escenografía. Cabe destacar que el primer complejo de maquinaria escénica fue ideado por Giacomo Torelli, ingeniero de los astilleros venecianos nacido en Fano, Italia, en 1608, a partir del cual todos los elementos de la escenografía (telones, bambalinas, bastidores y fondos) podían ser cambiados en pocos segundos por la acción de un solo maquinista que operaba un tambor. A partir de esta concepción mecánica del escenario, surgirán diversos desarrollos inspirados en la tecnología de navegación, constituyéndose la caja escénica como un espacio con tecnología adecuada para la operación estandarizada de la escenografía. Aquí el concepto de montaje de Bejamin considerado como el ensamble de partes prefabricadas para componer una obra es el que sustenta este desarrollo escenotécnico.

En tercer lugar, el desarrollo de la música y su consecuente formalización, entre otras cosas, mediante la escala temperada establecida por Bach, y el desarrollo de formas musicales altamente formales como la fuga. Este espíritu de época formalizador se manifiesta en Gluck (1683-1764), quien asignó funciones dramáticas definidas a determinadas formas musicales: el aria para la expresión de emociones, el recitativo para la acción y el coro para los comentarios. La importancia de la música en la ópera no es sólo en lo referente a sus valores estéticos, que es como la pensaron sus creadores de la Camerata Fiorentina, sino que, para los fines de este estudio, tiene la importancia de estipular con precisión los tiempos del drama. En efecto, la ópera permite conocer todos los tiempos, tanto los textuales (es decir, los correspondientes a los parlamentos de los personajes) como los intertextuales (o sea, aquellos que transcurren entre parlamentos). Por ejemplo, no se puede afirmar la duración del Macbeth de Shakespeare, dado que dependerá de los ritmos y velocidades de dicción y de acción determinados por el director de escena, pero se conoce con bastante precisión la duración del Macbeth de Verdi a partir de la partitura, aún con las diferencias que puedan existir entre interpretaciones musicales de diversos directores de orquesta. El control del tiempo en el teatro es fundamental no sólo desde el punto de vista estético, sino también para la producción técnica del espectáculo, y siendo la música el arte del tiempo por excelencia, la ópera pasa a ser el género de espectáculo de máximo control de producción. La administración controlada del tiempo es así un factor más de control en la producción escénica.

[+ info en: www.esteticadelaluz.com.ar ]

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy interesante toda esta información.
La verdad es que entré a este blog interesada en el turismo de Argentina, pero bueno, me he encontrado con este maravilloso artículo, no podía dejar de postear.

Gracias,
Marcela