jueves, 24 de diciembre de 2009

Hace 150 años nacía el pintor Georges Seurat


© Vilma Santillán (texto)- G. Seurat: El puente de Courbevoie (óleo sobre lienzo, 1886-87, Galerías del Instituto Courtauld, Londres)

El siglo XIX es, en el arte, el siglo de los “ismos” (“ismos” que, por otra parte, también continúan creándose en el siglo XX). Entre éstos se encuentran el impresionismo (al cual nos referimos al recordar a Renoir a 90 años de su muerte) y el puntillismo, el cual puede ser considerado un movimiento neo-impresionista, caracterizado por el uso de la técnica de los impresionistas-pinceladas pequeñas y rápidas-pero llevada al extremo, construyendo los cuadros por medio de minúsculos toques uniformes de color puro, como en un mosaico, aplicando la teoría científica de la visión cromática y del contraste simultáneo de colores. Esta técnica tan radical originó la pérdida de los contornos y la fragmentación de las figuras en zonas de puntos multicolores, debiendo el artista simplificar las formas de objetos y paisajes.

Principal representante del puntillismo es Georges Seurat, artista francés nacido en París en 1859 y fallecido en 1891. Siendo aún estudiante de la Escuela de Bellas Artes de París, Seurat comienza a preocuparse por las teorías ópticas del color, estudiando con detenimiento las leyes del contraste simultáneo de los colores, tratando de aplicar este espíritu científico de la época a su actividad artística. Después de visitar la IV Exposición Impresionista en 1879, abandona la Escuela de Bellas Artes y lleva adelante, por su cuenta, nuevas investigaciones acerca de las propiedades de la luz y del proceso óptico de de la percepción lumínica. Gracias a una holgada situación económica, puede mantenerse sin necesidad de adaptar su arte al gusto de sus clientes. En 1884 funda, junto con Paul Signac y Odilon Redon, el Salón de los Artistas Independientes, exponiendo una obra hoy famosa, propiedad de la National Gallery de Londres: Bañándose en Asnières. En su pintura, vista de cerca, ya no se observan figuras sino manchas constituidas por pequeños puntos de color puro, debiendo ser el ojo (mejor dicho, el cerebro) quien fusione esos colores puros para obtener todos los demás (y no previamente el pincel en la paleta del pintor). En 1886 expone otra obra también hoy famosa, a partir de la cual nace el término “puntillismo”: Un domingo por la tarde en la isla de la Grande-Jatte. Por esta época comienza el asilamiento del artista, cansado de que su obra sea incomprendida por el público y por la crítica. Sin embargo, el marchante Durand-Ruel presenta en 1886 obras de Seurat y de Signac en New York, y a partir de ese momento el movimiento puntillista crece rápidamente. La desaparición prematura de Seurat a los 32 años deja incompletas varias obras suyas así como las investigaciones que llevaba a cabo sobre los mecanismos de la percepción sensible.


[+ info en: Los genios de la pintura: Seurat, Tomo 53, Gran Biblioteca SARPE, Madrid, 1979. ISBN: 84-7291-313-9.]

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