martes, 15 de noviembre de 2011

El sobrediseño: problemas sobre el diseño actual (Parte III)



© Mauricio Rinaldi (texto)

A continuación presentamos la tercera parte del trabajo del Lic. Mauricio Rinaldi publicado en Reflexión Académica en Diseño y Comunicación, Universidad de Palermo, Año XI, Vol. 13, febrero 2010. ISSN: 1668-1673 (págs. 110-114).

Por un lado, un proceso de diseño está dado por cuatro causas. Estos niveles causales son:

a) Causa primera: es el motivo por el cual se hace algo. La causa primera es importante ya que si no se la conoce, no se puede evaluar el objeto de diseño; como mucho podrá valorárselo.
b) Causa formal: es lo que hace a la morfología del objeto. La causa formal determina por ejemplo qué forma y proporciones tendrá el objeto de diseño.
c) Causa material: no es posible pensar una forma si no es en algún tipo de material. Esta causa exige el conocimiento de las características de los materiales si se quiere obtener de ellos el mayor provecho.
d) Causa técnica: es el tipo de tratamiento que se le dará al material. Cada tratamiento necesita un tipo adecuado de herramientas.

El estudio de la interrelación de estas causas determina si el diseño cumple o no su finalidad, o sea, si es o no un buen diseño. Un buen diseño será aquel para el cual, una vez determinado el motivo, se buscará la mejor forma de cumplirlo, con el material que mejor sirva a esa forma y con el tratamiento técnico que haga que el material tome esa forma. Esquemáticamente, esto se resume en el recorrido Motivo-Forma-Materia-Tratamiento.

Por otra parte, en un proceso de diseño podemos observar etapas de desarrollo. Estas etapas ponen de manifiesto la relación sujeto-objeto, o sea, desde un punto de vista de la teoría del conocimiento, la relación noesis-noema. La noesis es el acto de conocimiento que lleva a cabo el sujeto; por medio de la noesis el sujeto se apodera del objeto y accede a él. El noema es el objeto percibido por el sujeto, es el objeto constituido por el sujeto. Las etapas de un proceso de diseño son:

a) Recepción y organización de datos (dados en la experiencia, desde el exterior del sujeto).
b) Asimilación y elaboración de datos (actividad de tipo mental, en el interior del sujeto).
c) Reorganización de datos y expresión (construcción del objeto de diseño; actividad del sujeto hacia el exterior).

El diseño en sí se da en el pasaje de la etapa b a la c. El sujeto recibe de la experiencia una serie de datos (a) que al ser elaborados y asimilados (b) darán como resultado el objeto de diseño (c). Desarrollemos esto un poco.

a) En la experiencia el sujeto constituye objetos por medio de un acto intencional (noesis) partiendo de una multiplicidad de datos hyléticos (hyle, del griego, materia); es así como se comprende el mundo. Este mundo, en la vida cotidiana, tiene un sentido y nos movemos en él tratando con los objetos que lo conforman sin cuestionarlos; por lo general, el mundo de la vida cotidiana no es un mundo problemático.

b) Cuando se desea actuar en relación con un objeto que no existe, o si se desea contemplar un objeto que no existe, surge la necesidad de crearlo y expresarlo. Así se asimilan y elaboran los datos tomados de la experiencia, es decir, nos hacemos conscientes de estos datos con vistas a su procesamiento. La elaboración de los datos puede consistir en su alteración y a veces en la no consideración de alguno de ellos para la construcción del objeto de diseño. El resultado de esta elaboración es la formulación de un concepto, verdadero sustento del diseño.

c) El procesamiento de los datos recibidos de la experiencia es su reorganización según un nuevo orden que les impone el sujeto a partir del concepto. Surge así el objeto de diseño como un acto de expresión del sujeto.

Debemos tener en cuenta el tipo de objeto que se desee diseñar al intentar alterar los datos, ya que puede ocurrir que alguno de ellos no admita un gran margen de variación. Por ejemplo, al diseñar una silla, el color puede variar libremente pero el tamaño no. Otro ejemplo es la pintura moderna. Si consideramos las diversas corrientes, podemos ver cómo cada una de ellas pone el acento en alguno de los datos tomados de su modelo. En el caso de la pintura los datos son: color, forma, estructura, luz, significado de la forma, etcétera. Así, el cubismo considera con preponderancia la forma; el impresionismo toma en cuenta la luz; el puntillismo trabaja con mezcla óptica de colores; el surrealismo se interesa por el significado de las imágenes; etcétera.

Pero además de los datos recibidos, debe haber un punto de partida determinado que sirva como guía durante todo el proceso de diseño (una causa primera). Para muchos tipos de objetos el detonante puede ser heterogéneo. Los núcleos de partida pueden ser:

1) Idea de fondo: una ideología más o menos completa, o teoría de orden ético, social, moral, religioso, etcétera.
2) Paramodelo: es un diseño que plantea algo en base a otra cosa que ya planteó otro anterior.
3) Aspecto emocional: no llega a ser una idea de fondo, pero es un sentimiento muy profundo que puede ser tomado como factor de arranque; se trata de la reacción frente a lo que se está haciendo.
4) Un punto exclusivamente metodológico: apoyarse en una forma que responda a un contenido, con lo cual se vuelve a la relación dialéctica nóesis-nóema.

Este último punto es el que consideramos más interesante y que utilizamos en lo que sigue.

[+info en: www.esteticadelaluz.com.ar]

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