© Vilma Santillán (texto)
En el Boletín Turístico número 779 del
pasado 02 de mayo Lluis Mesalles
publicó la nota que reproducimos más abajo en la que comenta la relación
entre turismo y fotografía y cómo esta última ayuda a la difusión de un destino
turístico. Lluis Mesalles es consultor internacional en hotelería y turismo y
editor de la publicación digital boletín-turistico.com.
“Fotos prohibidas
La cámara fotográfica es
parte indispensable del equipaje de cualquier viajero, o de toda persona que
intente trasladarse a nuevos lugares, reunirse con nuevos o viejos amigos. Pero
no siempre fue así. Un ejemplo muy paradigmático es el de los naturalistas, que
no disponían de cámaras de largo alcance. Dejaban constancia de las especies
que encontraban en muy elaborados dibujos, tomados de la realidad, y a menudo
de los ejemplares a los que conseguían acercarse.
Hoy nos tomamos fotos en las
estaciones de ferrocarril y en los aeropuertos, sin ninguna restricción. Esto
estaba oficialmente prohibido en algunos países, como medida de protección ante
posibles futuras invasiones. Las imágenes de aeropuertos y estaciones eran
consideradas como elementos de alto valor estratégico y objetivo frecuente de malvados
espías y arteros enemigos de la patria donde estaba la estación.
La universalización de las
imágenes es hoy tan grande que se ha vuelto innecesario enviar espías a
conseguirlas. Cualquier folleto turístico nos puede dar suficiente información
para organizar un ataque conquistador desde cualquier país del mundo a
cualquier lugar. Con frecuencia vemos películas promocionales de los más nuevo
aeropuertos, trenes de súper avanzada tecnología e infraestructuras que
cualquier malintencionado podría usar en contra del destino.
Otras fotos aun no permitidas
son las que intentamos tomar en los supermercados y centros comerciales. Me
gusta tomar fotos en estos establecimientos para poder usarlas como indicadores
de las economías de cada país. En algunos lugares me han descubierto y
amonestado verbalmente, impidiéndomelas. Pero muchas imágenes consideradas como
clandestinas las he logrado captar y exportado de los países objetivo. Me
sirven para comparar con otras realidades externas, donde estas imágenes pueden
tomarse abiertamente, por ser consideradas como promoción de los países y sus
economías de éxito.
Pero lo más inexplicable son
las regulaciones de algunos museos. Hay dos fórmulas de limitación de las
fotos. En algunos piden comprar una licencia de fotos, con la esperanza de que
esto nos hará desistir de nuestra intención. En otros museos se colocan
carteles destacados y guardias prohibiendo la toma de fotos, de usar flash o
trípode.
No se percatan de que las
imágenes que toman los turistas pueden usarse como potentes elementos
promocionales que viajan lejos, muy lejos, dando a conocer nuestras joyas y
tesoros culturales, directo al alma de los amigos que de esta forma se
interesarán un poco más por nuestro destino.”
© Lluis Mesalles, mayo de 2014
[+ info en: www.boletin-turistico.com ]
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